El ejemplo más cercano es el de Argentina: actualmente el dólar cuesta S/3,65 mientras que su precio en pesos gauchos es de 450; o sea, S/7,19, más del doble.
Es evidente que no solo se trata de confrontar las grandes líneas ideológicas de la economía, sino comparar los manejos racionales y técnicos que distinguen positivamente al Perú de otros países de la región que han pretendido ir contra los principios básicos de la ciencia económica o que han sobrepuesto criterios políticos con frecuencia demagógicos a la administración de sus recursos. ¿Significa que hemos ganado la batalla ideológica? ¿Quiere decir que somos la demostración viviente de que el capitalismo es la verdad económica universalmente válida? No vayamos tan rápido.
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Los logros del Perú, como dijimos, se deben más al pragmatismo con que la política monetaria es conducida y menos al fundamentalismo derechista que algunos herederos repentinos de los Chicago boys postulan con furia en las redes captando, principalmente, el interés de jóvenes airados. Alejada de peligrosos dogmatismos, la economía peruana es, a grandes rasgos, un ejemplo de equilibrio y es preciso que la línea trazada por el BCR siga dibujándose. Capitalismo, sí. La demagogia de derecha que propone eliminar “la política” para “liberar las fuerzas económicas” es, cuando menos, un rapto de rebeldía adolescente que puesto en las cabezas y discursos de ideológos millennials resulta vergonzoso.
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El gran problema de la izquierda es suponer que el Estado puede resolver los baches de la economía, pero construir instituciones para asegurar el correcto funcionamiento del mercado y su misión redistributiva es el propósito de un país que sabe que a la par de la economía existe el derecho, el constructo jurídico y el derecho de la ciudadanía a determinar su destino. Si los talibanes de la libertad, por otro lado, pretenden cancelar la expresión política en nombre de complejos cuadros y gráficos de tortas, caen en el mismo error de los bolcheviques que destruyen economías en América Latina.
Advertidos estamos.