En los últimos años hemos tenido médicos a quienes los peruanos les debemos haber luchado en primera línea y en momentos sumamente críticos contra la COVID-19, y no olvidamos que incluso algunos de estos héroes ofrendaron sus vidas para salvar a otras; pero también hay muchos otros como Hernán Condori, el tristemente recordado “doctor agüita”, que en lugar de trabajar para mejorar la atención de salud en el país, se dedicaron a manejar políticamente al Minsa, erosionando aún más su institucionalidad.
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Es sumamente grave que en la región, donde tenemos solo un médico por cada 770 habitantes, incluso teniendo este déficit -lo recomendado es un médico por cada 300 habitantes- haya algunos que se las arreglan para trabajar menos tiempo, sacándole la vuelta al Estado.
Así como lo lee. Según la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud), en la región Piura el 56.6 % de los establecimientos públicos de salud del primer nivel de atención funcionan menos de 12 horas al día. Al respecto, el director regional ha admitido que lamentablemente algunos locales del Minsa no cumple con ofrecer un servicio cien por ciento eficiente, debido a que falta personal pero también por la indisplina de ciertos médicos que incumplen con los horarios establecidos.
De la misma manera como desde El Tiempo apoyamos el reclamo social de los piuranos por el abandono del Estado, cuando el Minsa o el MEF niega o recorta el presupuesto y el personal indispensables para que los centros de primer nivel y hospitales funcionen; igual somos enérgicos en rechazar las prácticas antiéticas, como las que ha detectado el ente regulador de los servicios de salud.
No se puede permitir, por ejemplo, aquellas viejas prácticas de quienes bajo cualquier pretexto y, olvidándose de su juramento hipocrático, abandonan clandestinamente sus consultorios en postas o centros de salud del Estado, para atender en clínicas o centros médicos particulares.
El titular de la Diresa ha anunciado operativos inopinados, pero los pacientes no deben ser indiferentes ni tolerantes con aquellos que incumplen sus funciones o violan sus principios éticos. Lamentablemente, la falta de información y el maltrato a los pacientes en establecimientos del Minsa o EsSalud son prácticas muy comunes, en parte porque los propios afectados no denuncian.