Si hay elementos de sospecha y, mejor aún, si hay pruebas de negligencia criminal, entonces hacen bien en denunciar, pero no podemos perder de vista que la principal responsabilidad de nuestras actuales autoridades es gestar obras, rearmar la casa común que las lluvias y las enfermedades han devastado.

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Perderse en el laberinto de las denuncias cuando la ciudad y la región reclaman a gritos trabajos de prevención, puentes y pistas de verdad, es también negligencia. 

Poner por escrito estas palabras es delicado para nosotros, los periodistas, pues el tema es bastante sensible: hay vecinos -y políticos seguramente- que creen que la reconstrucción o el inicio de los trabajos de prevención comienzan con el castigo a las autoridades que en el pasado no hicieron los deberes.

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Tienen derecho a creerlo. Hay quienes, por el contrario, opinan que los trabajos deben ser prioridad pues las denuncias y demandas agotan la vitalidad de las gestiones actuales y las distrae de sus obligaciones primeras.

Creemos que hay un punto intermedio que debemos considerar: es urgente que los alcaldes y el gobernador regional se aboquen, principalmente al restablecimiento del tráfico, a la protección de las urbanizaciones y las ciudades, a dar garantías a los ciudadanos de que esta vez estarán protegidos de los ríos y las lluvias.

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Pero también es importante que el Derecho rija y que quienes incumplieron la ley y hayan puesto en peligro a los demás paguen por ello.

Nuestra preocupación es que las autoridades presentes conviertan su gestión en una persecución del delito que tome cuatro años y que ello sea una excusa para disfrazar su limitada capacidad de gobierno. 

Con los especialistas que tienen los Gobiernos locales y regional, podrían hacerse las dos cosas, obras y justicia, sin quitarle tiempo a la prevención. Recordemos que a fines de este años hará su aparición El Niño y sería paradójico que las mismas autoridades interesadas en llevar al banquillo a sus antecesores, terminen juzgadas por las obras no hechas. Es imposible tomar partido cuando hay anhelos ciudadanos en juego, pero da para pensarlo.