De ser sincera la promesa hecha recientemente por el ministro de Defensa, Jorge Chavez Cresta, de que “cuando lleguemos a diciembre vamos a estar mejor preparados ante cualquier contigencia” (en referencia a El Niño); significa que en las siguientes semanas y meses veremos una gran actividad en las diversas zonas de intervención, por ejemplo en el río Piura.
Como se sabe, la región tiene programada la limpieza y descolmatación de ríos y quebradas, actividades que estarán a cargo de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), asimismo, la limpieza y ampliación de canal Chutuque a lo largo de 7 km, obra que es responsabilidad de la Autoridad Nacional para la Reconstrucción (ARCC).
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Chávez Cresta también ha asegurado que entre setiembre y octubre se tendrá toda la capacidad operativa de diez batallones de ingeniería (de las Fuerzas Armadas) a disposición de los Gobiernos Regionales del norte.
Ya era tiempo que el Ejecutivo se comprometa, tal como lo está haciendo a través de titular del Mindef, al señalar que entre julio y diciembre se realizarán las actividades de mitigación programadas ante las precipitaciones que se espera. La sociedad civil no olvidarán esta promesa.
Sin embargo, los piuranos no podemos cometer el error de creer ciegamente en las promesas de un Gobierno que ya ha dado muestras de incumplimiento. La administración de Dina Boluarte ya le falló a Piura cuando, a través del mismo Chávez Cresta, prometió apoyo para afrontar el ciclón Yaku y el Niño Costero y lo único que hizo fue cerrar el caño presupuestal y trasladarle la responsabilidad a los gobiernos municipales y GORE.
Lamentablemente las promesas incumplidas por diversos gobiernos forman una lista bastante larga. Durante El Niño 2017, por ejemplo, el entonces presidente Martín Vizcarra aseguró que la reconstrucción acabaría en el año 2021. Y ya sabemos que aún no termina.
Una buena manera de inspirar confianza y expresar firmeza por parte del actual Gobierno sería que en su visita de hoy a la región la ministra Hania Pérez no solo diga cómo se va a imprimir rapidez y seguridad a las actividades y obras de mitigación, sino que lo demuestre. Por ejemplo mediante voluntad política para dotar de capacidades técnica a sus propias unidades ejecutoras (ministerios, ARCC, ANA, etc.) pero también al GORE y Municipalidades.
