Aunque algunos de sus promotores la quieran hacer ver como un gran aporte a la lucha contra la inseguridad, la ley que autoriza el uso de armas a los serenos, recientemente aprobada por el Congreso, tiene más de efectista y populista que de medida eficaz contra el enorme problema de la criminalidad, contra la cual el Gobierno está perdiendo la batalla.

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Como se sabe, la norma aprobada el miércoles por el pleno del Congreso faculta a los serenos a hacer uso de armas no letales, grilletes de seguridad, escudos, bastones, aerosoles pimienta y chalecos antibalas durante sus labores. 

Evidentemente, es mucho mejor que los agentes municipales trabajen en condiciones seguras en la lucha contra inseguridad. Pero ¿en qué medida el uso de estos implementos reducirá la incontrolable espiral de crímenes, estafas por internet, extorsiones, robo de vehículos, etc. que agobia al país? Casi en nada, o por lo menos es solo parte de una solución mucho más compleja e integral que urge empezar a ejecutar de forma articulada.

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Tal vez sí es posible implementar a los efectivos en los municipios que, por su alta tributación como algunos distritos de Lima, cuentan con recursos para adquirir armas no letales y equipos; pero no es el caso de la gran mayoría de gobiernos locales como los de Piura, agobiados por una marcada falta de recursos que empezó con la pandemia del covid y se fue agravando con la crisis económica, El Niño y ahora la epidemia de dengue.

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Los defensores de la ley argumentan que hace pocos años cuando algunos serenos de municipalidades de Lima usaban estas armas y equipos realizaron su función más seguros, sin recibir denuncias de abuso de autoridad. Pero aquí la discución no son los serenos sino la inacción del Gobierno Central, de la ineficiencia del Ministerio del Interior y una Policía cuyas estrategias han fracasado, como lo demuestra la última encuesta de Ipsos, según la cual el 81% de quienes denuncian los delitos sufridos no encuentran solución a estos. 

Eso explica por qué solo 30% de quienes sufren robos o asaltos a mano armada, acuden a denunciar. Es decir, más urgente que balas de goma es parar la inseguridad. Todos los días roban, matan y estafan en Piura y al Congreso, Policía y ministro Vicente Romero poco parece importarles.