No es por humanidad, sino por política, política de la mala, de la que se confunde con “popularidad” y que poco o nada tiene que ver con la administración inteligente de los recursos materiales y espirituales de la sociedad con el objetivo de procurar su desarrollo.

Esta es la opinión que muchos se formulan cuando ven a las autoridades y hasta a algunos apurados candidatos en el usurpado rol de médicos.

Hay que tener cuidado: algunos creerán que repartir ivermectina o dexametasona es como hacer lo mismo con táperes, con pescado y plátanos, con llaveros; creen que su acción es inocua y que nada pasará.

No es cierto: los médicos, los verdaderos profesionales que tienen la voz más autorizada en este asunto, advierten del grave riesgo que supone entregar medicinas de uso recetado a pobladores que buscan, como la mayoría, una salida rápida a sus problemas o temores.

No importa si es de uso veterinario o humano, lo importante es sacarle la vuelta a la enfermedad a como dé lugar. Bravo, autoridades y posibles electos, han trasladado la informalidad de las calles a los pulmones, de las aceras a las mentes.

Si en los próximos días los médicos deciden darse por vencidos ante una demanda excesiva que no pueden atender, ya sabe a qué municipio u oficina debe acudir para reclamar.

¿Qué pasa con nuestros fiscales de prevención del delito que no intervienen estas entregas irresponsables de medicamentos sin prescripción médica?

En Arequipa, el Colegio de Abogados se puso las pilas y ha puesto contra las cuerdas a un gobernador que no cree en el desarrollo pero sí en la pseudociencia y en la lejía como cura para todo mal.

Aquí, por fortuna, nuestros gobernantes locales y regional no han llegado a extremos delirantes, pero sí están pasándose del límite de la responsabilidad.

¿Tienen asesores médicos? Menos secretarios, menos burócratas y menos repuestos judiciales calientasillas y más asesoría profesional convendría tener en todas las instancias.

Urge reformular el aparato estatal para que se prevengan estas conductas de riesgo. A este paso, mañana tendremos a un profesor de matemática recetando y a un farmacéutico operando.

¿Esa es la Piura bonita o la región desarrollada que queremos? ¿Una en la que cunda el desorden y la ignorancia sea la ley? Estamos patas arriba.