El problema de los modelos basados en el crecimiento económico como única vía legítima para alcanzar el desarrollo es que el desarrollo nunca llega porque el método termina convirtiéndose en la finalidad. Los esfuerzos de empresarios, políticos, gobernantes y la sociedad entera se concentran en la acumulación, descuidando otros aspectos igualmente básicos e importantes, como la salud mental.
Lo ocurrido en torno al caso de un joven que intentó suicidarse lanzándose de una de las torres de una universidad capitalina -tema que, en otras circunstancias menos maliciosas, habría permanecido en el ámbito privado y solo habría trascendido a la jurisdicción universitaria- es un reflejo de lo que pasa cuando una sociedad parece empeñada en cultivar el éxito material descuidando el desarrollo interior y la empatía, valores como la solidaridad y la prudencia. En un intento extraño de trasladar esta tragedia al terreno de la comedia, una estudiante de otra casa de estudios terminó convertida en el blanco de la Policía de la Moral de las redes sociales, un muro humano que, al amparo del anonimato, busca justicia/venganza invocando –aparentemente- su deber de proteger al indefenso.
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Creemos que, si bien ciertas expresiones, como la de la estudiante que pretendió ser graciosa con el dolor ajeno, son censurables sin lugar a dudas, la “justicia” que se busca en las redes sociales hace tiempo perdió su sentido original y ha cambiado sus banderas por las del linchamiento inmisericorde. Los moralistas de X, Facebook, YouTube, Instagram, etc., se han convertido en linchadores mediáticos y son, como aquellos a quienes critican, hijos de una edad materialista, poseros, desarraigados de la verdadera indignación y activistas de lo que no alcanzan a entender… es decir, seres moralmente pésimos, pero con wi-fi o datos para esparcir su odio donde plazca.
Y mientras esta insania alcanza cotas alarmantes en las pantallas, ¿qué hacen nuestras autoridades para mejorar los servicios que garanticen la salud emocional de los peruanos? Antes de la pandemia, en el 2019, el Minsa atendió un millón 200 mil casos en todo el país, y la oferta de profesionales del rubro sigue siendo escasa. Los centros educativos, en vez de acompañar el proceso del estudiante, generalmente reaccionan cuando la tragedia ocurrió.