La lucha contra la inseguridad es un asunto que nos involucra inexorablemente a todos, desde la Policía hasta el ciudadano común, y en las decisiones que sobre esta materia se tomen cuenta mucho la opinión pública, el sentir de los vecinos, las propuestas de la gente, las sugerencias de los principales afectados por la ola criminal.
En ese sentido, hay una corriente favorable al pedido de declarar a la región en emergencia para permitir que el Ejército contribuya a la labor disuasiva de la Policía, una institución que ha tenido logros en los últimos años a pesar de la carencia logística y la insuficiencia de personal. La delincuencia, para decirlo de otro modo, se encuentra en mejores condiciones que los propios uniformados lo que convierte a la lucha contra el crimen en una lucha desigual en la que los hampones, lamentablemente, llevan ventaja. Creemos que es realista exigir al Ejecutivo que ofrezca una salida pronta a este flagelo.
Pero ¿no se distorsiona la labor del Ejército pidiéndole que actúe combatiendo a sicarios, “marcas” y otros delincuentes comunes u organizados en bandas? Es un riesgo que debemos correr. Veamos las cifras: hasta octubre del 2021, el 56% de los peruanos creía que la inseguridad ha empeorado en el actual gobierno. La situación derivada de las protestas y la declaración en emergencia de la red vial nacional no han hecho más que agravar esta percepción de orfandad frente al crimen. Para el 67% de compatriotas, el Ejecutivo no tiene una estrategia contra el hampa. Tomemos en cuenta que esta administración asumió el poder cuando el más del 83% de peruanos opinaba que podía ser víctima de un asalto u otro delito en los próximos 12 meses.
¿Y en Piura cómo estamos? Solo entre enero y febrero de este año se han reportado 1.657 robos y en el primer trimestre, 26 asesinatos. La región se ubica en los últimos lugares de seguridad. ¿Y qué ha dicho el gobernador ante tanto mal? Ha dicho que no es necesaria la emergencia. Seguramente pensará que vivimos en el mejor de los mundos, pero eso no es lo que vivimos a diario. Hay autoridades municipales en la región que aún no se convencen de que es necesaria la emergencia y el consecuente apoyo a la Policía. ¿Es necesario que los baños de sangre se multiplique para darse cuenta de lo que está pasando?