La incapacidad del gobierno actual es tal que, conociendo del temperamento conflictivo y la fama de cascarrabias del premier Aníbal Torres, se les ocurre enviarlo de negociador en el espinoso conflicto entre la población y la minera Las Bambas. ¿El resultado? Un tremendo papelón que atizó más el conflicto.
La intransigencia y prepotencia del premier –que parece no le interesa remediar conflicto alguno-, es tal que se dio el lujo de hacer un desplante a la población llegando tarde y luego abandonó la reunión para que el ministro de Energía se haga cargo del entuerto que dejó.
Cualquier peruano sabe que Torres no es la mejor persona para la resolución de un conflicto que es imperativo -de vida o muerte-, resolver ahora porque Las Bambas no es un problema unilateral sino un problema de Estado. No olvidar que es la quinta mina más importante en el mundo por su producción metálica y porque es la principal fuente de aportes a nuestro manoseado y esmirriado PBI, saqueado ya por las propuestas populistas de Castillo y compañía. Algo más, con este caso el país corre el riesgo de quedar fuera del ranking minero, según la calificadora de riesgo Fitch Ratings.