Correligionarios sin seso y apetitos ciegos cuya religión es la megalomanía, ambición y las negociaciones a media noche: “su fin es la perdición, su dios es su vientre y su gloria sus desvergüenzas, solo aprecian lo terreno” (Fil. 3,18-19; correligionarios de la mentira y el fraude que cuentan para ello con muchos cómplices que, por activa o por pasiva, les abrieron y estimularon el apetito de poder.
Cómplice el Estado mismo, ente incapaz de brindar una formación humana impregnada de verdaderos valores: honestidad, honradez, espíritu de justicia, civismo y verdadera auto estima; precaria educación pública, cuna de malas prácticas: impuntualidad, trampa, plagio, soborno, APAFAS que se roban el dinero de ellos mismo; como diría Tomas Moro, “genera delincuencia y después persigue a los delincuentes”.
Una sociedad cómplice que ha “desacralizado y socavado la majestad” de las autoridades; sociedad iconoclasta que ha derrumbado el respeto a la autoridad, la consideración, el estado de derecho, carcomido el bien común empujándonos a la anarquía y dictadura del relativismo.
La complicidad gravísima de partidos políticos que se dejaron arrastrar por la mentira y la corrupción; presidentes encarcelados, fugados, encausados, en libertad condicional, investigados; 35 años de políticos que usaron y abusaron de la constitución de acuerdo a sus intereses, con interpretaciones subjetivas y sesgadas de la misma y que provocaron el despelote de parlamentarios sin seso ni capacidad jurídica.
Cómplices también los grupos de poder que sólo buscan el lucro a toda costa, corrompieron y sobornaron gobiernos; compraron silencios, parcelaron el Perú y se lo repartieron con la anuencia de los gobernantes previamente “aceitados” por la banca.
Cómplices los gremios industriales y empresariales que olvidaron la soberanía nacional y callaron cuando la “dictadura japonesa” vendió sin más al mejor “comprador” los sectores estratégicos para defensa nacional como lo son la telefonía y los cielos peruanos, pero que ahora hipócritamente se rasgan las vestiduras por el acuerdo de Escazú, mientras se callan frente a la depredación progresiva de la selva y la contaminación ambiental de la minería irresponsable.
Cómplices y desmemoriados peruanos que apoyan a políticos criminales y ladrones con aquello de que “roba, pero hace obra”; “roba, obra”, palabras con las mismas letras, por eso “busca obras y robas”, les encanta licitar obras.