El estribillo de la izquierda de desechar la actual Constitución no es nuevo; sin embargo, ha cobrado actualidad y tomado fuerza en las últimas marchas en donde se ha filtrado la exigencia entre los protestantes quienes, en algunos casos, ni siquiera vislumbran los alcances de lo que significa cambiar totalmente un documento de esta importancia.
Reemplazar una Constitución no es como cambiarse un polo. Se requiere tiempo, debates y hasta de un referéndum. Hoy se plantea su nulidad y el retorno a la de 1979. Otros quieren la modificación total de la Constitución del 93, con algunas actualizaciones necesarias. Y un tercer grupo aboga por convocar a referéndum para que la población decida si desea volver a la Carta Magna del 79.
Deben saber que la Constitución no es intocable; puede modificarse o incorporarse nuevas leyes sin ser remplazada por una nueva; ya se ha hecho en 36 oportunidades. Por último, ninguna Constitución resolverá por arte de magia los problemas del país si no tenemos buenos gobernantes u honorables líderes políticos. ¿Los políticos de hoy tienen la solvencia moral y la capacidad para hacer una nueva Constitución para el Perú?