El agua del reservorio de San Lorenzo -se afirma-, es “por derecho y por ley” para el uso de la población y de las plantaciones de frutales. El arroz, que desde hace muchos años se persiste en sembrarlo sin control alguno y aun a costa de malograr los suelos, deberá esperar a que un milagro pueda salvarlo, pues la carencia de agua lo coge en plena formación.
La situación de falta de agua en San Lorenzo no es de hoy, es un problema cíclico que cada cierto tiempo pone en riesgo los cultivos, de allí que quienes viven de la agricultura en este valle han construido reservorios; no así, los arroceros, muchos de los cuales provienen de otras regiones y solo alquilan tierras para cultivar indiscriminadamente arroz.
El problema es que son estos arroceros lo que seguramente exigirán, como ya lo ha hecho en otras oportunidades, abrir las compuertas de San Lorenzo, pues sin agua podrían perderse la nada despreciable cantidad de 5 mil hectáreas de este cereal. Si los dirigentes ceden a la presión de los arroceros, es probable que en un mes no quede agua para nadie. Así de grave es la situación en el valle de San Lorenzo.