Si el gobierno de Pedro Castillo no da marcha atrás en la propuesta de comercializar la gasolina (regular y Premium), se corre el riesgo de iniciar un conflicto de incalculables consecuencias en el sector transporte. La medida más drástica y que afectaría a las ciudades es el paro indefinido de transportistas quienes, entre otras medidas, exigen reducir el costo de los combustibles.
La otra amenaza es el encarecimiento de los productos, sobre todo los alimentos y pasajes. En la cadena de comercialización es fácil deducir que el sobrecosto de los combustibles lo sufrirá el consumidor final, quien deberá pagar más por los alimentos y el transporte. Según analistas del sector, se estima que la gasolina Premium sobrepase los 31 soles galón, mientras que la regular (84 y 90 octanos hoy) llegue a los 25 o 26 soles.
El problema es que la propuesta de simplificar la venta de gasolinas se aprobó en un momento en que el barril de petróleo costaba entre US$ 70 y 75 el barril, mientras que hoy el costo sobrepasa los US$ 125 barril con tendencia a seguir subiendo por el bloqueo europeo a Rusia. ¿Hay urgencia por cambiar el octanaje de las gasolinas hoy?… parece que no.
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