Parece que el embuste o la farsa se han vuelto parte de la estrategia de los candidatos en campaña. Mienten sobre sus bienes e ingresos económicos; engañan en sus propuestas de gobierno y hasta se van a provincias y se atribuyen el derecho de postular por una región cuando ni siquiera viven allí y menos conocen de sus penurias.
Pero quien se lleva el premio al mitómano es el afable Hernando de Soto, quien hoy nos cae por Piura. El solo ha caído en su propia red de mentiras. Una fue la “encuesta” del ministerio del Interior que lo colocaba en primer lugar y que el ministro lo desmintió.
Siguió el plan de gobierno publicado por The Economic y que fue falso. Anunció que en Chile había turismo de vacunas y lo desmintieron luego del caos que generó entre ambos países.
Lo último que lo ha metido en problemas de campaña fue la telaraña de falsedades sobre su vacunación en Houston. Primero dijo que no lo hizo, luego que fueron unos amigos que lo invitaron a EE. UU. y, por último, se supo que
se fue dos veces a Norteamérica, se vacunó y regresó a campaña.
Nada se sabría si los periodistas no insistían en pedir explicaciones sobre estos sospechosos viajes.