Causa indignación enterarnos por los medios de comunicación, de que quienes hasta hace poco defendían a toda costa no postergar las elecciones generales del 11 de abril, ahora proponen postergarlas hasta mayo.
Cuando aún era presidente, Martín Vizcarra prometió no hacerlo pero, faltando nuevamente a la verdad, de la noche a la mañana cambió de postura. Mentir es una actividad típica en él. Ejemplo: mentir de manera escandalosa con su exministra de Educación al afirmar que habían construido mil colegios, que solucionaría los problemas de la docencia universitaria y del magisterio nacional, engañando a los niños más pobres con la entrega de un millón de tabletas, etc.
¿Qué esperan quienes pretenden retrasar las elecciones en el Perú? ¿Buscar ciertos resultados ques favorezca a sus candidaturas? No olviden, pretendidos amantes de las postergaciones, que todo está consumado. Las elecciones se realizarán el 11 de abril sí o sí. El mundo lo demuestra. Con pandemia acentuada, de todas maneras, se realizan elecciones respetando los protocolos sanitarios.
Señores, con su pretendida postergación no van a lograr que cambie el descontento de los electores y su desencanto por los candidatos al Congreso, huérfanos del conocimiento de la realidad nacional y de lo que significa una política de Estado. No lograrán cambiar en nuestro pueblo el avance en su toma de conciencia al constatar que postula un gran porcentaje de sujetos que tienen que rendir cuentas a la ley por corruptos e irresponsables.
¿Postergación? ¿Para qué? ¿Para apoyarnos en la cantaleta de la pandemia y buscar justificación? ¡No! Los peruanos, no estamos para ser utilizados por pretensiones protagonistas de candidatos trasnochados que deberían rendir cuentas a la justicia. Consideramos de escándalo (corrupción) pretender retrasar las elecciones. ¡Merecemos respeto! ¡Salud, sí! Elecciones también.