El arte y la ciencia no son dimensiones siempre controversiales, como muchos suponen, sino que, por el contrario, pueden mostrar coincidencias en más de un punto: por ejemplo, en la observación y en la experimentación. Tanto el artista como el científico parten de un acto metodológico común, consistente en la mirada inquisitiva y en la descripción de los seres y de los acontecimientos; pero el científico preferirá orientarse en la búsqueda de leyes generales, mientras que el artista querrá quedarse con lo singular, con la excepción de la norma. Sin embargo, ambos están interesados en encontrar explicaciones, racionales o no, acerca de la condición humana. Luego de ello, tanto el científico como el artista, dedicarán su tiempo y su inteligencia a lo que seguramente los colma de dicha: la experimentación. Experimentar es tratar de conseguir algún dato valioso transitando por vías inéditas (ya lo dijo Einstein hace mucho tiempo), arriesgando posibilidades diversas y guiándose por intuiciones más o menos realistas. .
La fisión del átomo transformó el mundo de la física y el surrealismo transformó el mundo del arte. La curiosidad humana por conocer la profundidad marina produjo la investigación y la tecnología consecuente para la invención de los submarinos; pero también produjo novelas de Julio Verne. El pensamiento especulativo por el futuro de la humanidad impulsó poderosamente la tecnología doméstica; pero también produjo obras de teatro como R.U.R. de los hermanos Kápeck. En los casos mencionados, la ciencia ficción proveniente del mundo artístico anticipó la realidad del futuro.
A lo largo del siglo pasado, tanto la ciencia como el arte han especulado acerca del destino humano. La Ciencia & Tecnología nos ha propuesto un mundo mecanizado y cotidiano, donde el ser humano cada vez hace menos y vive cómodamente instalado en un mundo que debería ser feliz. Así mismo, el cine y la literatura han contribuido poderosamente a mostrarnos un mundo que no logra adaptarse humanamente a los cambios, sino que sucumbe ante el desarrollo y la dominación de un pequeño grupo de empresas transnacionales propietarias de la producción digital.
Hay películas importantes que han avizorado, con intuición artística, un mundo del futuro donde una pandemia incontrolable acaba con el ser humano (Origen del planeta de los simios, 2011; película V, 2005) o han previsto el combate de las máquinas contra los hombres (2001 Odisea del espacio, 1968; la saga de Terminator que comenzó en 1984).
En resumen, pandemia y mundo digital arrollador, incontrovertible. ¿No se parece a nuestro presente real?.
