Con el modelo económico establecido desde 1993, nuestra economía creció casi 3.5 veces a una tasa media cercana al 5% y logró, tal vez, el mayor periodo de crecimiento, estabilidad y predictibilidad de toda la historia republicana, superando largamente el período del Gobierno militar, en el que crecimos 1.4 veces, y el modelo de 1980-1992, con el que decrecimos 8%.
Entre el 2007 y el 2020, los presupuestos de los Gobiernos regionales y municipales aumentaron 3.3 veces. Por otro lado, el déficit fiscal promedio en esta etapa fue de 1.3% del PBI, lejos de los peligrosos 5.5% y 7.8% de las etapas del Gobierno militar y durante la vigencia de la Constitución del 1979, respectivamente.
El crecimiento también estuvo acompañado de una inflación promedio de solo 2.3%. Asimismo, entre el 2005 y el 2019, el modelo actual generó cerca de cuatro millones de puestos de trabajo, de los cuales 2.4 millones fueron formales. Otros resultados positivos fueron que las exportaciones tradicionales y no tradicionales se multiplicaron por más de 12 veces, y que la variación del dólar entre el 2005 y el 2020 fue de solo 6%.
Un hito importante a mencionar es que las Reservas Internacionales Netas a diciembre del 2020 sumaron más de 76 000 millones de dólares, cerca del 4% del producto bruto interno (PBI) y 1.8 veces las exportaciones anuales, y que la deuda pública antes de la pandemia registró un sano 27% (a la fecha, con 35% del PBI sigue siendo baja).
La economía social de mercado ha generado los siguientes resultados:
* Desde el 2006, la desigualdad en el país ha disminuido y, según el coeficiente de Gini2, hoy es una de las más bajas de la región (41.5). Otros países3 con niveles bajos de desigualdad son Colombia (51.3), Ecuador (45.7), Chile (44.4), Argentina (42.9) y Bolivia (41.6).
* El Índice de Pobreza4 pasó de 60 % en el año 2001; a 20% en el año 2019. Este porcentaje es menor al de Colombia (36 %), pero mayor al de Chile (14%). Asimismo, el nivel de pobreza extrema pasó de 16% en el 2004; a 3% en el 2020.
* Desde el 2007, la clase media aumentó casi un 50% y unas 260 000 familias salieron del nivel socioeconómico (NSE) E. Mientras que la participación de los NSE B y C creció un 33% en promedio, en tanto el nivel A creció solo un 7%.