Saber dirigir con éxito una empresa requiere no sólo de conocimientos de gestión sino también de experiencia. Pero ¿qué hacer cuando los cambios del entorno son tan rápidos e impredecibles o cuando el modo en que llegabas a tus clientes ya no es posible?, ¿cuándo te quedas sin proveedores, porque el transporte nacional e internacional es nulo o restringido?, ¿cuándo te ves “obligado” a despedir a buen número de tus colaboradores y los que quedan están claramente desmotivados?
Es en esos momentos, en los que tener otro tipo de habilidades pueden marcar la diferencia entre ir a la quiebra o salir adelante. Por un lado, las habilidades blandas, como la inteligencia emocional, son esenciales. Concretamente, esta nos permite un manejo adecuado de las emociones negativas como el miedo, el desánimo y la ira. Por otro lado, las habilidades en el manejo de las tecnologías digitales (zoom, meeting, transacciones por internet, etc.) puede marcar la diferencia para reinventarnos en nuestro negocio o cerrar.
Reinventarse implica rediseñar la empresa que tenemos y migrar hacia un nuevo diseño organizativo (crear nuevos puestos, eliminar otros, rediseñar tareas y funciones, etc.), implementando nuevas normas de seguridad en el trabajo y, principalmente, empoderando y motivando a nuestros colaboradores, a través del “coaching” y otras herramientas útiles para encontrar respuestas a sus dudas y plantearse retos.
Es decir, reinventarse significa ser los líderes que hacen falta en tiempos complicados, sin olvidar que lo correcto es trabajar para vivir y no al revés, algo que posiblemente pensábamos antes de que esta “bendita pandemia” nos obligara a parar y reflexionar sobre cuestiones tan profundas como porqué y para qué estamos aquí.
La crisis nos ha hecho reflexionar sobre el verdadero significado de la felicidad (salud, familia, amor, trabajo) que no es lo que nos vendía y nos sigue vendiendo la publicidad (lujo, viajes, cosas superfluas). En el encierro involuntario hemos reaprendido a estar en casa, y disfrutar de cosas tan simples como cocinar para la familia y cuidar el jardín. También nos hemos “lanzado a la piscina” (sin agua…) en cuanto al manejo de las tecnologías de la comunicación, que ya no son el futuro sino, el presente.
Por tanto, seguimos aprendiendo, aunque no seamos “nativos digitales” ni “adoptados” como me dijo un colega cuando comenzamos a realizar teletrabajo. Estos tiempos son tiempos de aprendizaje, así que sigue formándote y aprendiendo. Nueva normalidad… ¡allá vamos!