Al inicio de la pandemia, los epidemiólogos mencionaban que no sabían cómo evolucionaba, amplificaba y reproducía el virus. Y la realidad acertó porque la aparición de dos variantes más al SARS-COV 2 agrava la incertidumbre de como prever o neutralizar el desarrollo del COVID-19 en la población.
El virus ha modificado su ARN de tal manera que la proteína “espícula” encuentra una nueva vía de penetración al ribosoma humano. Ante este contexto, ¿Cómo estandarizamos un único nexo epidemiológico que identifique todas las cepas modificadas durante el rastreo en la cadena de contagios para prever su reproducción masiva? Mientras los científicos tratan de hallar una respuesta a la pregunta, la velocidad de contagio ha crecido exponencialmente porque los riesgos de reinfección son altos; toda vez que aumenta la incertidumbre sobre la eficacia de la vacuna ante la probable pérdida de inmunidad frente a las nuevas mutaciones.
Una vez más queda en evidencia que las autoridades no saben cómo mitigar la curva epidemiológica del virus. No obstante, desde el levantamiento de las restricciones, el gobierno ha comunicado estadísticas de alivio en la población, pero sin fundamento clínico; era recurrente escuchar o leer titulares que referían a la disminución de casos en los hospitales, pero sin especificar bajo que contexto.
Seamos sinceros, no es lo mismo reportar “un 5% de disminución de infectados (hospitalizados) porque tres de cada diez personas ha desarrollado inmunidad de rebaño”, que “no se registran nuevos pacientes graves en las áreas de cuidados intensivos”. En el primer caso, se evidencia que gran parte de la población ya se contagió, lo que se traduce en una descongestión gradual y aritmética de la respuesta hospitalaria; a contraposición del segundo supuesto, donde la baja de casos obedece a un déficit de camas UCI disponibles para seguir atendiendo pacientes.
En tal sentido, en este contexto, las personas infectadas- fallecidas que mueren en su domicilio no se actualizan en la data de la Diresa, generando una falsa expectativa de control sobre la contención del Covid-19 en la percepción del ciudadano. ¿Estimado lector, pregúntese, si realmente hubiesen disminuido los casos de contagio, estaríamos ahora nuevamente en cuarentenas y toques de queda rígidas?