Hace semanas, los camioneros anunciaron paro y el bloqueo de vías debido al alza de combustibles. En el sur, hace meses los pobladores amenazan con quemar campamentos como una forma de presionar al Estado de nacionalizar las mineras; mientras, los agricultores de todo el país anuncian otro paro y bloqueos por el incremento de los fertilizantes y los fletes de transporte.
Todos estos conflictos generan tensión, desabastecimiento y encarecimiento de alimentos que afecta a las familias más humildes. Aun así y ante la gravedad de la situación, el gobierno de Pedro Castillo se muestra indiferente y lento; más ensimismado en resolver los conflictos políticos y de gobernabilidad que en solucionar los problemas económicos.
Con ello se evidencia que el gobierno de Castillo carece de reflejo político para evitar más conflictos, pero también de autoridad para imponer orden en las carreteras y que estas siguan tomadas a pesar que la ley establece drásticas sanciones por ello. Esa pasividad del Ejecutivo está dejando millonarias pérdidas para el Estado y también para millones de familias cuyo costo de vida se elevó drásticamente en los últimos 8 meses.
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