El más contento con la plancha “fujicerronista” que hoy va con todo por la Mesa Directiva del Congreso es nada menos que el controvertido Vladimir Cerrón. De ganar hoy la elección, el secretario de Perú Libre puede darse por servido, pues volverá a retomar el poder que perdió con los errores y peripecias del golpista Pedro Castillo.
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Lo que queda claro es que el matrimonio entre fujimoristas-cerronistas-acuñistas, a todas luces, se hizo unilateralmente, no se informó a los parlamentarios de PL y de allí que tres de ellos renunciaron, pues consideran que los objetivos partidarios han sido vilmente traicionados por un dirigente que va tras su propio beneficio, depreciando a la “caviarada” despojada de todo poder y unión debido a sus matices ideológicos.
Al margen del abyecto acuerdo y la polvareda que ha levantado en el ámbito político, ninguno de los candidatos a la mesa directiva, y menos sus vicepresidentes se han tomado la molestia de explicar los criterios para formular esta plancha ni tampoco los objetivos que aspiran a cumplir en función de la gobernabilidad y la tranquilidad a la población. La impunidad es la que asoma entre bambalinas.
