Según estudio de percepción ciudadana elaborado por el INEI, la corrupción es la mayor preocupación de los peruanos, seguido de cerca por la delincuencia y la falta de seguridad ciudadana.
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Lo preocupante es que la criminalidad se ha desbordado al punto que hoy ataca a la empresa privada generando una pésima imagen a la inversión privada como ocurrió con la minera La Poderosa, en Pataz.
Lo curioso de este estudio es que los peruanos anteponen incluso el problema de bajos sueldos y alza de precios de los alimentos a la corrupción e inseguridad, que juntos alcanzan niveles de escándalo poniendo en riesgo la vida de los ciudadanos y el deterioro de las instituciones públicas donde se generan, en mayor medida, actos de corrupción que van desde el peculado, tráfico de influencias, sobornos, lavado de activos…
Y es esta corrupción e inseguridad la que impacta y flagela la vida cotidiana de los ciudadanos quienes deben adecuarse al sistema corrupto si es que quieren sobrevivir, encontrar trabajo, trabajar con el Estado, etc., volviéndolos más permisivos a las extorsiones de las autoridades y, por consiguiente, degradando a la sociedad misma.