El Complejo de Mercados de Piura se ha convertido en la zona más caótica, insalubre e insegura… es el paraíso de la informalidad. Cualquier metro cuadrado de vereda tiene un precio y dueño. Ni las pistas o sardineles se han salvado de la voracidad de los ambulantes y de quienes se atribuyen hoy ser “dueños” de los espacios públicos que negocian y alquilan.
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Y como las veredas y pistas han sido capturadas por asalto por ese afiebrado mar de informales, los conductores no tienen dónde estacionar y lo hacen donde mejor pueden y quepan. A ese mar de gente que vive y duerme en su puesto ambulante se le suma un ejército de carretilleros y cargadores que no les interesa rebanar los talones a los compradores transitando por las veredas como si estas fueran para su circulación.
Lo que no se entiende en este gran complejo de mercados es que hay varios locales y galerías con sus puestos cerrados. Nadie alquila ni los ocupa porque dicen que los clientes no van. Lo que no dicen es que a pesar de la competencia despiadada en las veredas, más barato les sale seguir allí que pagar por un puesto. Para las autoridades esto es una papa caliente que nadie quiere agarrar.