Con un letal virus rondando puertas, camuflado en pasamanos o acechando en pisos y utensilios, la vida y actividades de los piuranos no será la misma cuando acabe la cuarentena.
Muchos están convencidos que el 13 de abril –si no se amplía-, todo volverá a la “normalidad” y las calles se llenarán de mototaxis y motos, con gente corriendo por llegar a colegios, universidades y trabajo.
La realidad será otra. El Covid-19 no desaparecerá; solo la responsabilidad, solidaridad y el cambio de hábitos podría ayudar a no llegar a niveles de caos que viven países vecinos y Europa; por ello, estamos obligados a usar mascarillas, guantes y el lavado de manos como armas contra el contagio.
El piurano dudará de asistir masivamente a las discotecas, a gimnasios, cine o restaurantes. A partir de ahora, todos deben esquivar multitudes y reuniones.
Con el Covid-19 acechando, solo los pérfidos, insensatos o suicidas seguirán comiendo del mismo cebiche o bebiendo con el mismo vaso una cerveza. Quienes realmente quieren a los suyos y esperan superar esta pandemia están obligados a cambiar de hábitos, comer sano, pero además, a ahorrar su dinero.