Si antes de la pandemia los padres de familia hacían malabares para pagar pensiones en colegios y universidades privadas –pues la aspiración de todo padre es dar la mejor educación a sus hijos-, hoy es casi imposible de cumplir para miles de ellos.
Se estima que a la fecha, 150 mil universitarios dejaron las aulas porque muchos de ellos no podían pagar una pensión. A esto se suma el cierre de 5 mil colegios en el país que no pudieron resistir a la crisis.
Y si seguimos alimentando el balance en educación, debemos añadir que en Piura, más de 100 mil escolares no tienen acceso a la educación virtual, porque siguen esperando una Tablet o porque en la zona rural donde viven, ni siquiera cuentan con energía eléctrica y menos con un sistema de internet.
Por donde se le mire, los escolares y universitarios en el país atraviesan uno de los peores momentos en cuanto a su enseñanza.
Si el Legislativo y Ejecutivo no presta atención a este sector y se establecen normas que apoyen financieramente a los estudiantes, es probable que la deserción seguirá en aumento. El reducir el costo de las pensiones ayuda, pero no es suficiente.
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