La renuncia masiva al partido de Vladimir Cerrón (tras su alianza con Fuerza Popular) y la formación de nuevas bancadas en el Congreso, como la autodenominada Nueva Constitución Socialista, deja en claro, una vez más, que los partidos políticos que hoy gobiernan son en su mayoría clubes de amigos con plata, pero también partidos mesiánicos, cuyos líderes se irrogan el derecho del poder porque según ellos, son los genuinos representantes del “pueblo”.
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Bajo esta concepción política y ese mandato “directo” del pueblo, que solo ellos pueden interpretar, hacen y deshacen en sus partidos unilateralmente. La alianza entre líderes de PL y FP, sin consultar a las bases, mucho menos a su propia bancada, ha puesto sobre la mesa un viejo problema de los partidos, en los cuales solo los líderes pueden concentrar el poder.
Según el historiador Enrique Krauze, ese mesianismo político que se vive dentro de los partidos hoy es muy peligroso, porque lo que se busca son beneficios individuales (argumentando que se hace por el pueblo). En el caso de Keiko Fujimori y Vladimir Cerrón, no se dice, pero todos saben que van tras la búsqueda de la impunidad. Ambos tienen cuentas graves con la justicia.