La ministra de Salud, antes de su presentación ya sabía que el Congreso la censuraría por su pobre actuación al frente de la cartera y por los resultados funestos en el norte, donde hay más de 80 muertes por dengue. Incluso el influyente diario ABC de Madrid y otros medios de EE.UU., califican a Piura como la “ciudad fantasma” por la epidemia de dengue.
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Sin embargo, su renuncia en el pleno y aunque haya reconoció sus errores y pidiera disculpas, no soluciona el problema de fondo como es la prevalencia del dengue, las muertes e infectados que siguen sumándose por miles a las estadísticas diariamente, así como el caos en los centros médicos y la falta de medicamentos.
Por ello, el nuevo ministro no solo debe ser líder y experto en el sector, sino un buen gestor de las políticas de salud para ordenar las atenciones, coordinar la incorporación de más personal y manejar el presupuesto conveniente para salir de esta crisis, pues por delante tendrá más retos como la infraestructura hospitalaria y los hospitales que a Piura se le debe. Incluso, hasta debería tener cierta rebeldía para exigirle a Dina Boluarte y al ministro de Economía, mayor presupuesto para su sector.