En la medianoche de ayer se venció el plazo para la inscripción oficial de las listas de candidatos que participarán en las próximas elecciones al Gobierno Regional y municipalidades de la región. La novedad, además de los errores de inscripción y que esperen la última hora para hacerlo, es la cantidad de postulantes con ganas de convertirse en “servidores públicos”.
Unos dicen hacerlo por “amor al pueblo”, otros porque tienen ganas de cambiar la provincia o la región; otros tantos argumentan que son ‘expertos’ y por tanto ‘indispensables’ para sacar de la pobreza y el atraso a los pueblos. Las justificaciones son inverosímiles y todas ‘trascendentes’ y con altas dosis de sensibilidad social, pero esta desaparece tan pronto se enteran que ganaron una elección.
Lo cierto es que la cantidad de candidatos que participarán en las elecciones de octubre nos da una interesante lectura: debe ser muy, pero muy rentable convertirse en autoridad, de allí la avalancha de postulantes que, en vez de facilitar una elección, le generará dificultades al elector; dispersará el voto y el ganador se quedará con la sensación de que es autoridad, pero con poca aprobación.