Ciertos congresistas, en representación de sus bancadas o porque buscan un beneficio personal, se han echado a la tarea de buscar los resquicios más imperceptibles por donde puedan introducir propuestas legislativas para obtener impunidad. Lo han hecho aprobando leyes (prescripción de delitos o que los partidos no sean sancionados) y ahora intentan destituir -por “causa grave”-, a los siete magistrados de la Junta Nacional de Justicia (JNJ).
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Nuestros ‘afables’ legisladores no les importa las advertencias de las Naciones Unidas, a través de su procuradora, quien señala que meter mano en la JNJ es una grave intromisión que debilitará el equilibrio de poderes y la autonomía judicial. Tampoco les importa la corriente de opinión y protestas de los juristas nacionales quienes observan que de prosperar esta medida se pone en juego la independencia judicial y la integridad del sistema electoral.
Lo que buscan sin pudor alguno es tomar el control de la JNJ, encargada de nombrar o destituir jueces y también de los miembros del JNE y ONPE; es decir, impunidad y poder para decidir sobre el destino del país. Una justicia a su propia medida y servicio.