Ser mujer en el Perú no tiene nada de cuento de hadas ni de princesas; por el contrario, es atemorizante y peligroso. Las cifras que el país exhibe son de horror, pues la violencia contra la mujer ha dejado hasta febrero de este año la aterradora cifra de 2.394 desaparecidas.
Por ello, hoy que celebra su día, muchas de ellas afirman que no hay nada de qué celebrar. En efecto, como si no fuera suficiente la desaparición de mujeres, la Fiscalía investigó el año pasado más de 20 mil denuncias contra la libertad sexual, el 80% contra mujeres.
De esta cifra, el 49% de las víctimas fueron menores de edad entre los 12 y 17 años. Este año, las denuncias asustan porque en vez de disminuir debido a las penas más drásticas de la justicia, siguen en crecimiento.
Estas cifras de violencia inquietan, pues se hace difícil revertirlas si es que el hombre sigue pensando que la forma de expresar su “masculinidad” es a través de los puños y las patadas o con conductas posesivas y dominantes porque no hacerlo es un peligro para su “hombría”. En el día de la Mujer, estas cifras deben servir de reflexión sobre la sociedad que estamos sosteniendo.