Los estudiantes reclaman que su voz no es escuchada para el diseño del retorno a clases que es discutida y resuelta solamente entre funcionarios adultos y padres, reclama Kara Newhouse en “What Student Activists Want Teachers To Know About Virtual Learning and Reopening Schools” (Mindshift 18/08/2020). Alumnos que sostienen que les será imposible sostener una máscara 7 horas diarias, pero nadie les pregunta qué sienten al respecto. Ellos tienen mucho para decir sobre la experiencia que ya tuvieron con el trabajo auténtico, el aprendizaje virtual, la interacción social y la empatía en las conexiones huamanas.
Enviarles paquetes de información impresos o en línea y evaluarlos con pruebas de opción múltiple no fueron buenas opciones. Una encuesta de 9000 estudiantes en Kentucky realizada en mayo mostró que el 57% de los estudiantes dijo estar menos motivado durante el aprendizaje a distancia de emergencia y el 65% informó que estaba menos comprometido. Sin embargo, los estudiantes cuyos maestros se comunicaban con ellos dos o más veces por semana se mantuvieron más motivados. Reclamaron que el aprendizaje virtual incluyese interacciones en vivo, que tengan conexiones personales con sus maestros a través de Zoom. Además, las conexiones sincrónicas son oportunidades importantes para interactuar con compañeros en una época en la que la vida social de muchos jóvenes se ha circunscrito drásticamente.
Los estudiantes demandan empatía por los numerosos desafíos que tienen que enfrentar. Es decir, que los profesores no se focalicen en su rendimiento superior sino en reconocer sus dificultades personales, la frustración de sus expectativas de avanzar a la educación superior, los problemas económicos familiares por pérdida o reducción de empleo y salarios, lo que los obligaba a trabajar y tener menos horas para la escuela.
Esa empatía demanda flexibilidad, tener más opciones asincrónicas, y ser escuchados. El desarrollo de la pandemia y las realidades económicas y de salud pública seguirán impactando de modo diverso y cambiante en los adolescentes. Los maestros deben chequear continuamente qué funciona y qué no en sus quehaceres. En un año tan difícil, los espacios de clase que permitan a los estudiantes expresar libremente lo que sienten y sentir que sus maestros los acogen, puede tener un enorme impacto en que de todo ello resulte una experiencia escolar positiva.