No nos dejemos llevar por el miedo. Más bien, debe ganarnos la indignación. Nuestra región, una vez más, se encuentra desprotegida, arrinconada por la naturaleza en pleno siglo XXI, indefensa a pesar de los cuatro años transcurridos desde la última inundación. ¿Nada se ha podido hacer en este tiempo? ¿Ninguna autoridad ha podido ponerse la camiseta de la región y hacer algo por ella? ¿Por qué la población sigue pagando la consecuencia de la ineptitud política y administrativa de nuestras autoridades?
Necesitamos acciones urgentes y garantías de parte del GORE, la ARCC y las autoridades involucradas, pues esta
situación ya había sido advertida desde enero, pero, como siempre, se subestimaron todos los avisos, todas las señales. ¿Cuatro años han sido insuficientes para proteger a Piura? ¿Tanto cuesta hacer algo bien? Miramos hacia otros horizontes y nos sorprendemos que en China se pueda levantar un hospital en una semana, o que Estados Unidos,
en la era Trump, haya podido arreglar lo que los huracanes destruyeron, y todo en poquísimo tiempo. Aquí pasa
lo contrario: el fenómeno El Niño destruye casas, pistas, vidas, etc., y solo esperamos que las lluvias próximas
compliquen más la situación. Esperamos que esta vez, el río no crezca demasiado hasta desbordarse, pues encontraría una región dividida, fragmentada y débil.
¿A quién le reclamamos ahora por esta tremenda negligencia? ¿Qué de cierto hay en aquellos comunicados de la ARCC en los que se mencionaban grandes sumas de dinero asignadas al GORE y a los municipios? Según el alcalde de Piura, no hay dinero, y por eso piensa devolver las obras a la Autoridad de la Reconstrucción. El GORE, por su parte y como siempre, se muerde la lengua y calla.
Alguien está estafando a los piuranos y las consecuencias se ven en las obras paralizadas y en el sentimiento de
zozobra en Catacaos, en Castilla, en el mismo Piura, y en todas las localidades y distritos declarados en emergencia.
No nos merecemos esto; nos merecemos autoridades competentes, que sepan hacer su trabajo y que retribuyan con obras a la confianza de la población. En esta época de crisis sanitaria, un desborde del río sería fatal y pondría en jaque cualquier estrategia médica. ¿Nadie pensó en las consecuencias de retrasar tanto la Reconstrucción? ¿Nadie imaginó el daño que está causando?