Fuerzas de Seguridad, medidas de seguridad, Departamento de Seguridad, todas estas frases las leemos o las escuchamos todos los días y por todo lado que pasamos. Nos cruzamos todos los días con alguien que tiene que ver con la Fuerzas de Seguridad; cuando se construyen edificios públicos se toman medidas de seguridad, existen departamentos enteros dedicados a que se cumplan las medidas de seguridad, y a pesar de eso nos tendríamos que preguntar qué seguridad tuvieron las trece personas que murieron hace una semana en el distrito de Los Olivos (Lima). No solo no tuvieron seguridad, sino que las instituciones que la deberían haber respetado y promovido fueron obstáculo para que no funcionara.
¿Por qué existe una Fuerza de Seguridad y todas las instituciones que hemos nombrado anteriormente? Porque nosotros no somos lo suficientemente ciudadanos y ponemos en peligro la vida o la salud de los demás ciudadanos. Ciudadano es el que cuida la ciudad, la considera como suya, y sabe que lo primero que tiene que cuidar es a los ciudadanos, por eso no hace bulla en la calle, respeta las normas de tránsito, no ensucia y respeta otras normas que facilitan la convivencia entre los ciudadanos. Y si para fomentar la convivencia construye un lugar de esparcimiento, lo hace lo mejor posible, para que verdaderamente lo sea. Pero como somos poco ciudadanos y nos saltamos las normas de seguridad, existen instituciones que nos obligan a ser precavidos. Pero en momentos especiales, como el que estamos viviendo por el COVID, se dan normas específicas para que nos cuidemos unos a otros, como la mascarilla, guardar cierta distancia y, si tenemos ciertos síntomas, acudir al hospital.
Los responsables de los trece fallecidos son muchos. El primero, el empresario, que por lucro planifica un local sin salidas de emergencia; el segundo, el municipio que se lo aprueba -y, a lo peor, aprobado con coima-; el tercero, los mismos ciudadanos que nos saltamos lar normas y nos aglomeramos en un local, sin respetar las distancias y sin mascarillas; y por último y directos, las Fuerzas de Seguridad, que justamente están para eso, para asegurarnos, porque sabemos que somos malos ciudadanos.
Me parece que lo que ha pasado es una especie de contradicción grande: se llama a la PNP porque hay un local que no está cumpliendo con las normas para proteger sus vidas, éstas acuden porque, con la amenaza del COVID, sus vidas están en peligro, y resultan 13 fallecidos. Resulta que el último, último causante directo ha sido el policía que cerró la única puerta de salida. ¿Pero nos damos cuenta de la cantidad de irresponsabilidades que se cometieron en el camino?