“No estoy hablando aquí como hombre; si no, es imposible hablar de la mujer. Estoy hablando como conciencia”.
Me ha llamado mucho la atención la actitud de muchos, al emitir sus críticas cuando una mujer asume un liderazgo en el Perú. Nunca me olvidaré del maltrato acontecido contra la Dra. Beatriz Merino Lucero (a quien respeto y admiro como una gran líder peruana), cuando asumió el cargo de Premier el 28 de junio 2003 hasta el 15 de dic. 2003, (primera mujer en Latinoamérica en asumir tal responsabilidad). Me sentí indignado ante manifestaciones obscurantistas y condenatorias contra la dignidad de una mujer.
Partiendo de esta dolorosa experiencia, reflejó en mí, el maltrato, discriminación, abuso, y desprecio por quien es tan igual al hombre con sus talentos propios que son absolutamente necesarios para la condición humana. De derecha o izquierda, necesitamos esta calidad humana de Mujer. Pues hay quienes han demostrado, como cualquier corrupto hombre, lo contrario.
En la interioridad de la sociedad nuestra, persiste con mucha fuerza, no sólo machismo, existe la mala intención de anular, liquidar, vacar a una mujer. ¿Llamaremos expresión cultural a estas manifestaciones? ¿O condición de imbecilidad, que deviene en una conducta patológica de discriminación? Ustedes tienen la respuesta.
Sin pretensiones de estar a favor de alguien, llamó en mí mucho la atención la actitud contra la ministra de Economía, María Antonieta Alva Ruperti. Sin tipificaciones de ninguna índole (agente del FMI, Banco Mundial, de la Confiep, etc., etc.), esta gran mujer demostró su calidad profesional y mesura en el Congreso. ¡Respondió!
Mujer, contigo aprendí, madre: “El que tiene méritos, sabe lo que cuestan y los respeta; estima en los otros lo que desearía se le estimara a él mismo”. En la memoria de grandes mujeres del Perú: María Elena Moyano.
