El coronavirus sigue cobrando víctimas, pero también desnudando nuestras más precarias debilidades. Los primeros en tambalear han sido los pequeños emprendimientos; le siguen los negocios turísticos y también la red de municipios provinciales y distritales, cuyas obligaciones son primordiales y repercuten en el funcionamiento y control de todo el sistema formal y de seguridad de las ciudades.
Por ello, que se quede sin recursos la municipalidad provincial es catastrófico, porque sus obligaciones son esenciales para la comunidad como son la seguridad ciudadana; limpieza pública; parques y jardines hasta el control de las actividades económicas y sociales a través de la fiscalización. El problema se repite en el resto de comunas de la región.
Por ahora, las municipalidades solo dependen del Estado para el pago de planillas, porque sus recursos propios han caído debido a la baja recaudación. En algunos distritos hasta desapareció el serenazgo; la limpieza con las justas se cumple y los parques y jardines ya ni la mala yerba crece por falta de riego. Solo nos queda ver cuán creativos se vuelven los alcaldes para conseguir recursos.