La inseguridad y criminalidad en la región Piura ha pasado -en los últimos años-, a convertirse en un problema de salud pública, que va dejando un reguero de muertos y víctimas; pero, además, atenta contra la calidad de vida de los habitantes que sienten que no están seguros en sus casas o en las calles, y menos los emprendedores que son extorsionados.
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Hoy se asesina impunemente a un ciudadano cada 24 horas en Piura. Se asalta a pleno día con arma de fuego y frente a muchos testigos; a quienes salen de los bancos o tiene algo de valor como ocurrió en los exteriores de la feria gastronómica en Los Ejidos, este fin de semana; y lo lamentable: no pasa nada.
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La impunidad frente a todos los casos de asesinato, robos y extorsiones se impone debido a un sistema de justicia nocivo, timorato y corrupto que libera delincuentes a pesar de haberlos encontrado con armas, drogas o in fraganti. Igualmente, la inseguridad no se combate con “emergencias” sino con mano dura, estrategia de investigación y recursos. Las FF.AA. pueden ayudar como método disuasivo, pero es la Policía y no las municipalidades la que deben combatir esta inseguridad.