La reactivación en Piura es lenta todavía, pues las notarias y otras oficinas encargadas de dar curso a los más diversos trámites aún no trabajan al 100%.
No obstante, es saludable que las municipalidades empiecen a fiscalizar a los restaurantes, pues el riesgo de contraer COVID mediante los deliveries o en los mismos locales sigue siendo alto. Del mismo modo, es saludable que se flexibilice el trato con aquellos negocios que han tenido que cambiar de rubro para poder reinventarse y continuar produciendo. La reactivación debe ser acompañada y facilitada por el Estado.
No se piden bonos ni subsidios o limosnas, sino menos asfixia para el sector pyme, la forma de empresa con mayores ejemplos en el país. Impulsar los emprendimientos y protegerlos será la clave para promocionar el autoempleo y abrir una salida rápida a la crisis que nos está dejando el coronavirus. Lo importante es que desde este momento, con el acompañamiento de los diferentes niveles de Gobierno, se trabaje por una creciente y decidida formalización del sector. La pandemia desnudó la precariedad de una economía concentrada en los grandes negocios y que descuidaba a esos potenciales generadores de riqueza y empleo que a diario surgen y mueren: las pymes.
La pandemia también reveló que la clave es apuntar al crecimiento de dicho modelo de empresa como forma de sustituir al Estado filantrópico por el Estado supervisor, dejando que los emprendedores establezcan esquemas de trabajo que les permitan desarrollarse y reinventarse las veces que sea necesario. En otras palabras, que no se pierda el ímpetu del empresario joven que desafía a las adversidades y convierte los obstáculos en oportunidades.
Es necesario también que se recomprenda el papel de las pymes en la estructura económica nacional para lograr que todo este proceso de mejora y desarrollo ocurra en condiciones de formalidad, sin atajos a la ley. Si algo contribuye más que la propia libertad al desarrollo de las naciones es la observancia de la ley. Y en esta labor el Estado no solo debe ser un auspiciante: debe ser convocante para que todos los ciudadanos, desde sus particulares posiciones, contribuyan a dibujarle otra cara al país, más humana, más sensible, más honesta, más confiable. Empecemos por comer con cuidado.