Nuestro calendario, tradicionalmente, considera el 14 de febrero como el Día de la Amistad, de los Enamorados… y, como tal, es un día en que la economía de los pueblos crece. Se ha creado en el imaginario y la mentalidad del mortal ciudadano la obligación de brindar un presente al ser amado o al amigo. A pesar de la pandemia, los centros de comidas se ven muy concurridos por las familias o las parejas de esposos, enamorados.
Y también los centros nocturnos, los hospedajes, son los lugares de encuentro para expresar amor. No faltan en las redes sociales los mensajes de amor eterno y los memes que apuntan contra los “tramposos”, “sacavueltas”. En fin, es un día, que marca la condición humana y al que la sociología está atenta en el análisis de las manifestaciones de las interrelaciones sociales en este tipo, también de festividades.
En otro contexto, adentrándonos en lo más profundo y bello del ser humano, recurrimos al mensaje bíblico, no solo como religión, sino también como el maravilloso mensaje humano del encuentro entre Él y ella; entre lo que significa, en esencia, alteridad (el otro).
Quienes hemos tenido la oportunidad de profundizar en el mensaje que encontramos en el libro “El cantar de los cantares”, descubriremos el verdadero sentido de lo que es amar: “Él, por su parte, está totalmente fascinado por la amada que, a sus ojos, es única e irreemplazable”. En un día como hoy resuenan sus hermosos versos:
“¿Quién es esta que surge como la aurora,
bella como la luna, brillante como el sol,
temible como un ejército?”.
“Eres hermosa, amada mía, como Tirsá,
encantadora como Jerusalén,
imponente como tropas ordenadas.
Aparta de mí tus ojos,
porque me cautivan…”.
He allí el verdadero sentido del Día de los Enamorados. Y en cuanto a la amistad, no olvidemos: ”No hay mejor amigo que aquel que da la vida por el otro”. Gracias, Jesús, por ser el Gran Amigo: sincero, honesto y de verdadero amor.
Seamos grandes en el amor y la amistad.