No es casualidad que en este nuevo escándalo con tintes de corrupción y favoritismo -que pone en aprietos éticos y legales al presidente Pedro Castillo-, aparezca también el nombre de la astuta y escurridiza lobista Karelim López.
Esta dama parece tener el don de la omnipresencia en cuanto contrato millonario celebra el gobierno de Castillo con proveedores no tan honestos que digamos.
Se dice que en política no hay coincidencias y así intenten negarlo, como ya lo hacen con cinismo, el hecho es que Castillo, Karelim, el gerente de Petroleum Operator, Samir Abudayeh Giha, y el gerente general de Petroperú, Hugo Chávez estuvieron en palacio, el mismo día y a la misma hora… y días después Samir gana el millonario contrato, hecho a la medida porque antes se sacó del camino a todos los demás postulantes.
¿Investigación? Eso piden hoy los líderes políticos y la oposición, el tema es que este y otros escándalos constantes ponen en duda la calidad moral del mandatario y su entorno. ¿Demasiado inocente el presidente o estamos ante un personaje de cuestionable calidad moral que ha encontrado en el gobierno una forma de ya no ser pobre en un país rico?