Es probable que la resolución de las actas observadas y derivadas al Jurado Nacional de Elecciones tome aún una semana. Lo que no espera tanto es la necesidad de hallar solución a los grandes problemas del país, problemas que deben estar ya en la mente del futuro gobernante y que se espera que sean atendidos desde el primer instante: la vacunación, la reactivación económica y la lucha contra la corrupción, entre otros.
Para empezar, el nuevo gobierno se encontrará frente a un país dividido. Esa es la imagen que nos dejó la segunda vuelta, la de una nación rasgada en dos, entre quienes prefieren una manera de hacer las cosas y quienes buscan la alternativa a la narrativa política que dominó los últimos 20 años. Es una exigencia preservar la gobernabilidad y la legitimidad de la nueva administración mediante una amplia convocatoria ciudadana. Sería utópico imaginar que se pueden conducir las riendas del país excluyendo a los demás partidos, cancelando los espacios de discusión democrática, recurriendo únicamente a los cuadros o a la militancia sin advertir que hoy más que nunca es necesaria la participación de profesionales y técnicos provenientes de todas las canteras políticas. Esto permitirá que más ciudadanos participen, individualmente o a través de las instituciones intermediarias del poder -como los partidos-, en la construcción de ese destino-país que, 200 años después de la fundación nacional, se aproxime cada vez más a la imagen de una república que funciona y es capaz de cumplir con sus tareas primordiales a la vez que respeta las reglas de juego que supone la democracia en el siglo XXI.
Es sumamente importante que el nuevo gobierno sepa articular esfuerzos y atraer a los mejores nombres para crear una mancomunidad de esfuerzos, una gobernabilidad de auténtica ancha base; si queremos resolver los urgentes problemas que la actual situación social y sanitaria nos ha impuesto, es necesario que encaremos la situación con realismo, con pragmatismo y sin anteponer cuestiones ideológicas allí donde se necesite claridad para hallar soluciones que beneficien al mayor número. Hay que recordar al futuro gobernante que será presidente de todos los peruanos y no solo de la mitad de la ciudadanía que voto por su programa.