Parece que los congresistas no dejarán pasar esta otra oportunidad que se les presenta de vacar a Martín Vizcarra. Los primeros en correr a buscar firmas han sido los de UPP; le siguen los del Frente Amplio y otras más que se suman
al linchamiento. El objetivo sigue siendo sacar del camino al presidente, extender su periodo congresal y hasta intentar postergar las elecciones de abril del 2021.
En la práctica no se sabe cómo lo harían, pues el JNE ya puso una valla: no pueden postular a la reelección. Ir contra esta decisión sería vulnerar la institucionalidad y el estado de derecho, porque el JNE es constitucionalmente autónomo, la máxima autoridad en materia electoral, cuyas resoluciones y normas son definitivas y no revisables.
Este es el único Congreso, en los últimos 30 años, que se desvive por vacar a un presidente; ni siquiera en las acusaciones contra los últimos cinco mandatarios por corrupción, desapariciones forzadas y hasta por homicidio se
ha presentado la vacancia como alternativa; se dejó que la justicia investigue y haga los suyo. Con Vizcarra se percibe algo más que no es necesariamente decencia y justicia.