En este momento crítico del Gobierno del presidente Martín Vizcarra, a causa de la gravedad de los problemas relacionados con la propagación del COVID 19, la paralización de la economía nacional, la disminución de puestos de trabajo y el rebrote de la delincuencia común, se hacía indispensable un cambio en el equipo ministerial. Uno que traiga oxígeno al Ejecutivo para la adopción de nuevas medidas con las cuales encarar estos gravísimos problemas.
El cambio de ministros se veía venir y era reclamado desde diversos sectores de la población organizada. Por eso la llegada de Pedro Cateriano a la Presidencia del Consejo de Ministros fue bien recibida por cuanto se trata de un político con gran experiencia y buena muñeca, como se dice, para ende-rezar entuertos y abrir canales de diálogo con todos los sectores sociales y colectividades políticas.
Un buen comienzo de esta gestión ha sido la declaración del flamante premier de estar dispuesto al diálogo con el Congreso de la República para mejorar la comunicación entre los dos poderes del Estado que, dadas las circunstancias tan graves por las que atravesamos, es indispensable para hacer frente a las necesidades más urgentes que tiene el Estado y para adoptar una política coherente e integral con la cual combatir la pandemia que está costando muchas vidas en la población especialmente en los estratos más deprimidos por el hambre, la desocupación y el abandono.
Cateriano lo primero que ha hecho es convocar a los congresistas de todas las bancadas para llegar a un entendimiento de puntos básicos. Llegaron profesionales de primer nivel y se quedaron otros que son necesarios para mantener una política económica y social coherente para reactivar inmediata mente el aparato productivo, aumentar la inversión del Estado en obras públicas y necesarias que ofrezcan puestos de trabajo; desarrollar una mejor política de Salud que detenga la propagación del virus en las regiones más vulnerables y que al mismo tiempo se tomen medidas drásticas para combatir la delincuencia común que tiende a crecer de un día para otro.
Al premier Cateriano lo tildan de “caviar” en las tiendas de la extrema derecha y de liberal a ultranza en los predios de la izquierda. Lo cierto es que no solo el gobierno vizcarrista se juega la última carta de su gestión sino el país entero necesita poner su esperanza y confianza en este esfuerzo.