Los peruanos siempre estamos manifestando nuestro orgullo y gratitud por haber nacido en este grandioso país; bendecido por Dios abundantemente con una mega diversidad que abarca lo cultural, recursos naturales, historia, gastronomía; y en general, los diversos recursos que puede contener un territorio.
Los peruanos de hoy, que vivimos en nuestro país y alrededor del mundo, tenemos el privilegio, además, de estar celebrando los 200 años de nuestra independencia; fecha de tanto significado, que se nos presenta como una oportunidad para mirar atrás y reconocer el gran aporte de quienes nos antecedieron y aportaron para que hoy disfrutemos de tantas cosas, de tantos detalles que nos definen y caracterizan como país.
Pero también es oportunidad de encuentro y compromiso, de mirar al futuro pensando en el país que queremos que disfruten nuestro hijos y nietos, aspirando a que se sientan tan orgullosos con los que les dejemos, como nosotros nos sentimos con el legado que recibimos.
La celebración de nuestro bicentenario, es ocasión para reafirmarnos como un país “de todas las sangres”, donde “el que no tiene de Inga, tiene de Mandinga”. Hace algunos años, en el último Censo que tuvimos, el 60% de la población peruana se reconoció como mestiza, junto a otro importante porcentaje que se considera indígena u originario; sea por sus costumbres o por sus antepasados. Esto es fundamental para fortalecer nuestra unidad como país, reconociéndonos como una sociedad donde todos tenemos algo de todos.
El Perú de hoy, una vez más nos necesita unidos, para enfrentar los diversos y graves problemas que nos aquejan y que se constituyen en los grandes desafíos de nuestro tiempo. Derrotar la pobreza y construir un país equitativo, desterrar la corrupción, entre otros; deben ser el sueño que nos una; como lo fue para quienes dieron su vida por la independencia, o quienes lucharon y lo dieron todo en la guerra del Pacífico; o en general, al ejemplo de quienes salieron al frente en los momentos cruciales de la historia para defender nuestra patria o trabajar por ella.
Disfrutemos el privilegio de ser “los peruanos del bicentenario”, celebremos con alegría, con entusiasmo y con compromiso; conscientes de que a lo largo de nuestra historia ha habido peruanos y peruanas que nos han dejado una valla alta que debemos mantener y legar a quienes nos seguirán.