Los casos reincidentes de racismo y discriminación ponen de manifiesto la aguda crisis de identidad en nuestras relaciones sociales como sociedad. Nos quejamos de que el hombre común caucásico de Europa o Estados Unidos es racista por default cuando ni siquiera en la propia casa hemos logrado crear un lenguaje común basado en una misma escala de valores; la multiculturalidad peruana en vez de unir las distintas palabras a una sola voz se polariza en una sociedad desintegrada donde la opresión de las razas es una muestra de jerarquía, poder y éxito. En alusión a lo expuesto, durante mi estancia como voluntario en una de las actividades de sensibilización ambiental, mientras apoyaba a los recicladores con el recojo de la basura, una señora de edad exclamó: ¡Aj, un joven de buena presencia (por la tez blanca) recogiendo la basura! – Inmediatamente reflexioné sobre la impronta deseada de la sociedad peruana en seguir el estereotipo blanco como una fórmula de éxito.

En estos años que llevo acá, me he percatado que conforme las familias alcanzan más prosperidad económica imitan inconscientemente el estilo de vida yanqui; se visten, hablan, ríen, compran y actúan como tal porque quieren vivir lo que no son para no reconocer lo que son. Si bien es cierto, Perú es un país con antecedentes de colonización hispana, anglosajona y americana, donde el desarrollo ha estado en manos ajenas, ahora ya no tiene excusas a sus problemas porque es un país libre e independiente. Pero mientras el acceso a la justicia sea discriminatorio por razones económicas, lingüísticas, raciales y geográficas, el país seguirá debilitándose y fragmentándose en una espiral de xenofobia cada vez más intensa, donde el moreno más rico discrimina al moreno más pobre, el mestizo de color más claro al más oscuro y finalmente la mayoría de ellos acusa al blanco como el máximo opresor.

Termino con la siguiente reflexión. – en un mitin del partido morado un ex ministro mencionaba a España como la culpable de la actual maltratada idiosincrasia peruana, a lo cual yo pensé: – ¿por qué admiran y odian tanto el estereotipo occidental si es la propia sociedad que desvirtúa sus propias costumbres para negar su esencia? Antes de juzgar al que viene de afuera, pregúntate si ya sabes quién eres. Como reza el dicho; el peor enemigo de un peruano es otro peruano.