El gobernador de Piura, Servando García, tiene algo en común con el inquilino de Palacio: ambos huyen y le cierra las puertas a la prensa, sobre todo a los buenos periodistas; eso sí, les encanta armar sus propias portátiles y pagar a esbirros del periodismo para que les armen jarana en las redes o les inflen logros populacheros.
Castillo cumplió ayer 101 días sin declarar a la prensa, porque no quiere someterse a embarazosos interrogatorios en torno plagios, audios que lo involucran en una red delictiva, la fuga de los sobrinos, en fin… En Piura, Servando se irá dentro de seis meses, y en todo este tiempo, sacó la vuelta a los medios formales. Él, al igual que el gobernador de Ica, acusado hoy de pagar más de S/ 500 mil a sus “periodistas” a sueldo, tiene sus medios (pagados) ‘exclusivos”.
La actitud de Castillo y Servando es fácil de explicar: no quieren responder sobre irregularidades e investigaciones que se les sigue. Creen que siendo autoridad están por encima del derecho de una nación a ser informada, y los medios –los formales y profesionales, aunque les cause alergias-, son los canales entre sus autoridades y el pueblo que dicen –algo contradictorio-, defender y beneficiar.
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