A casi seis meses de culminar su gestión, los cuestionamientos, falta de transparencia en la administración de los recursos de la región; los hospitales paralizados por más de 300 millones y un rosario de denuncias e investigaciones son los que más resalta en torno a la gestión del presente gobernador de Piura.
En el colmo de la ineptitud han dejado perder la reserva del agua del Alto Piura por no renovarla a tiempo.
En este último año de Servando García, la incapacidad sigue gobernando porque solo se ha gastado el 8,1% del presupuesto de inversión, mientras la burocracia ha crecido incontrolable con la contratación de decenas de locadores del partido, y en el colmo de la osadía intentan dejar un ciento de contratados asegurados en sus puestos porque no se les cortó el vínculo laboral a tiempo.
Cuestionar lo que muchos piuranos ya saben sobre el presente gobierno regional es redundante, lo importante es que los piuranos no vuelvan a equivocarse a la hora de elegir a sus autoridades en octubre próximo. Los improvisados (el gobierno de Pedro Castillo es un ejemplo de ello) solo nos lleva al caos, la corrupción, la destrucción institucional y el atraso.
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