En su poema Límites, Jorge Luis Borges escribe: “Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos) / Hay alguno que ya nunca abriré”; refiriéndose a la cercanía del fin de su vida que le impedirá releer todo aquello que alguna vez lo impresionó o lo interesó. También hay que ampliar la perspectiva y entender que, en las bibliotecas personales, paulatinamente, por desidia o por falta de tiempo dedicado a la lectura, se acumulan libros que esperan ser leídos. Esto me ha sucedido con el libro Placeres de la memoria, de Friedrich Gaona, publicado por Editorial América en febrero del año 2019 y que recién he leído.
Me inquietó el título de la colección de cuentos porque, revisando la nota biográfica, comprobé que el autor no llega a los treinta años de edad; o sea, se encuentra en la plenitud de la existencia y, a pesar de la intensa vitalidad de la juventud, ya se preocupa por temas relacionados con el pasado; contraviniendo la célebre recomendación de Rainer María Rilke según la cual primero hay que experimentar la existencia para, posteriormente, intentar escribir acerca de aquello que pudo tener trascendencia poética en la experiencia individual. También recordé a Henri Bergson predicando que la memoria del pasado siempre está con nosotros y que es precisamente por la carga del pasado que puede explicarse todo aquello que está relacionado con sentimientos, pareceres y actitudes del ser humano. La memoria es, indudablemente la estructura base de la nostalgia, que es, a su vez, alimento de la creación literaria.
Con estos prejuicios (en el sentido exclusivo de juicios anteriores) me animé a iniciar la lectura del libro de Gaona, que consta de ocho cuentos cortos, entre breves y muy breves. Lo primero que debo señalar es que la versatilidad temática demuestra una todavía indefinida materia de trabajo literario; lo cual significa, obviamente, que aún falta realizar el proceso selectivo propio de la madurez creativa. Entre hechos puramente anecdóticos e intrascendentes y el deseo de capturar temas profundos de la condición humana, discurre una limpia intención de narrar hechos vinculados con el amor, el desamor, la moral pública, las creencias folclóricas y la desmesura sexual.
Una característica saltante del escritor Gaona es su preferencia por el tratamiento naturalista de los hechos sexuales, colocándose en el borde del abismo entre el erotismo y la pornografía. Estilísticamente, lo más resaltante resulta el tratamiento verbal irónico que utiliza de manera permanente y que es su puerta de ingreso a una posible realización literaria más allá de la simple rebeldía juvenil.