Hay que ser bastante malicioso para pensar que después de todos los cuidados, hermetismo y sistemas de seguridad que se imponen días antes, los resultados de los exámenes de ingreso de la UNP se distribuyan luego como caramelos por los alrededores de esta casa de estudios, como se acaba de comprobar al descubrirse a un postulante de ciencias de la salud con las respuestas correctas.
Habrá que felicitar a quienes descubrieron al faltoso y su delito y también al Consejo Universitario por anular la prueba; sin embargo, ¿cuántos más y en qué otras carreras se habrán filtrado las respuestas? ¿Desde cuándo algunos estudiantes están ingresando de manera fraudulenta a esta universidad? Y lo más preocupante: ¿Quién o quiénes están detrás de este delito que, es un hecho, no es por vocación piadosa, mucho menos una acción gratuita?
El rector y su consejo universitario tienen una tarea apremiante para descubrir a los infractores y sancionarlos con el peso de la ley, pues acciones como estas debilitan la imagen de la universidad y sus autoridades. Ojalá que las pruebas que puedan obtener del postulante detenido, den con ese esquivo hilo de la corrupción.
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