El último domingo, la Biblia trajo tres veces el verbo “recapacitar”, verbo que denota una actividad clave en la vida del hombre; si queremos madurar, si queremos crecer, si queremos rectificar nuestro camino, si queremos cambiar nuestra familia y nuestra patria, tenemos necesariamente que recapacitar.
Recapacitar porque el Perú está en manos equivocadas; familias cargando la cruz de mil un problemas, violencia y delincuencia en la juventud, miles de niñas embarazadas, violadas, trata de adolescentes, abandono familiar; ¡Ciento dieciocho soles para educación sexual de niñas! Pero, éste no es el problema. Recapacitar.
Recapacitar porque no somos perfectos y nos equivocarnos, cometemos errores, tomamos decisiones hepáticas, partidarias, emocionales, hacemos promesas en estado eufórico. Falsos políticos de una falsa y perversa política nos han engañado con falsas promesas. Un aventurero ladrón se almorzó el oro peruano, mató a Atahualpa “tras muchas promesas bonitas y falsas”.
Recapacitar ¡Elecciones! Querrán darnos gato por liebre, el lobo se viste de cordero y el evasor corrupto se convierte en Papá Noel; elegir entre “covid y cáncer”; populistas mentirosos, aventureros del deporte y farándula que creen que los peruanos seguiremos en la estupidez de elegir “rostros” y no propuestas claras.
Recapacitar porque se están aliando los “cuellos blancos con los rojos y rosados”, alianzas mentirosas que se rompen al formar las “coimisones”.
Recapacitar porque van a “reconstruir” el país sobre el mismo sistema fracasado e incapaz de educar a nuestros niños y jóvenes y de dar seguridad social a los millones de peruanos que aportaron para ello; el dios falso del dinero, economía y mercado.
Recapacitar: lo único que se ha mantenido firme en todo el mundo ha sido la fe en el Dios de la vida; creyentes y no creyentes buscaron a Dios y confiaron en su voluntad; la Iglesia, como María, “de pie junto a la cruz” de millones de personas infectadas, no sólo ha sido la ayuda espiritual, sino también propuesta solidaria eficaz: pan, medicinas, oxígeno, auxilio, paño de lágrimas y, sobre todo, esperanza.
Recapacitar porque, a pesar de lo anterior, la formación religiosa de los alumnos pretende ser negada y excluida del currículo y los templos siguen cerrados; en cambio, se promovió y facilitó la apertura a las actividades económicas, los mercados, bancos, negocios; el mundo político sesiona de día, noche y madrugada. Recapacitar.