El fiscal de la Nación, Pedro Sánchez, tiene fundamentos y pruebas sólidas como para haber dictado orden de captura para el ex ministro de Transportes Juan Silva, amigo y confidente de Pedro Castillo, quien desde el sábado 5 de junio sabía de su detención, pero recién el lunes se hizo pública, dándole tiempo para sumarse a la relación de fugados y “protegidos” por el gobierno castillista.
Silva, Bruno Pacheco y el sobrinísimo Fray Vásquez son ahora las piezas claves que, según el fiscal Sánchez, le permitirá llegar al núcleo de la organización criminal cuyo líder –se sospecha-, sería nada menos que el propio presidente Castillo, de allí que haya sido incluido en las investigaciones e intente con el argumento de la leguleyada y la inmunidad, zafarse de la justicia.
Lo cierto es que mientras Castillo siga como presidente y “protector paternalista”, los prófugos seguirán “invisibles” para la Policía a cargo de ubicarlos y capturarlos. De algo sirven los ascensos manipulados y el tener un ministro del Interior fiel a la causa castillista. De seguir la “protección”, la impunidad, como siempre ocurre en el país, habrá ganado otra batalla para la corrupción.
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